La prolongada cautividad de los rehenes en Gaza, que duró aproximadamente 18 meses, ha generado graves preocupaciones sobre su salud. Informes indican que su dieta consistía principalmente en pan, porciones limitadas de arroz, e incluso sospechas de ser obligados a beber agua de mar en lugar de agua potable. Los rehenes soportaron duras condiciones higiénicas, completa falta de luz solar, e insuficiente nutrición básica. Estas condiciones no cumplen con las necesidades fundamentales del cuerpo humano, especialmente durante un periodo tan prolongado, lo que conlleva a daños en múltiples sistemas y un grave deterioro de la salud.
Deficiencia de vitamina D: El impacto de la oscuridad prolongada
La falta de luz solar durante un periodo largo resulta en una grave deficiencia de vitamina D. Esta vitamina esencial ayuda a mantener la salud ósea al regular los niveles de calcio y fósforo. La deficiencia prolongada causa pérdida de masa ósea, un mayor riesgo de fracturas, y en casos graves, raquitismo; una condición en la que los huesos se vuelven blandos, débiles y deformados.
Además, la deficiencia de vitamina D afecta la función inmunológica, aumentando la susceptibilidad a infecciones, y se ha relacionado con enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple. Neurología, la vitamina D apoya la función cerebral adecuada, y su ausencia se asocia con depresión, ansiedad, fatiga crónica y trastornos de déficit de atención.
Vitaminas B: Preocupaciones sobre el síndrome de realimentación y el daño neurológico
Las vitaminas B son críticas para el sistema nervioso, la producción de energía, la digestión y el metabolismo. Una dieta limitada a pan y arroz proporciona pocas o ninguna vitamina B, lo que lleva a deficiencias severas:
Tiamina (B1): Esencial para la función del sistema nervioso y el metabolismo de la glucosa. Su ausencia causa beriberi, una condición marcada por daño muscular, problemas nerviosos (por ejemplo, hormigueo o dolor en las piernas) y insuficiencia cardíaca.
Vitamina B6: Necesaria para producir neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, vitales para la salud mental y física. La deficiencia puede resultar en inquietud, depresión y un sistema inmunitario debilitado.
Vitamina B12: Se obtiene principalmente de alimentos de origen animal, es crucial para la producción de glóbulos rojos y la salud del sistema nervioso. Una deficiencia prolongada conduce a anemia severa, fatiga, daño nervioso irreversible (por ejemplo, entumecimiento, debilidad muscular) y deterioro cognitivo como confusión o pérdida de memoria.
Deficiencia de hierro y anemia: Una amenaza para la energía y la resistencia
El hierro es esencial para producir hemoglobina, la molécula que transporta oxígeno por todo el cuerpo. La deficiencia de hierro resulta en anemia, una condición en la que el cuerpo lucha por suministrar oxígeno a los tejidos. Esto conduce a una fatiga extrema, debilidad general, dolores de cabeza y mareos. Una deficiencia severa puede causar descensos significativos en la presión sanguínea, falta de aliento y función cardíaca comprometida.
Deficiencia de proteínas: Daño a la masa muscular y al sistema inmunitario
Las proteínas son los bloques de construcción del cuerpo, están involucradas en la construcción muscular, la producción de enzimas y hormonas, y el soporte inmunitario. Una dieta basada en pan y arroz carece de proteínas suficientes, lo que resulta en pérdida muscular, debilidad extrema y una reducida capacidad de recuperación de enfermedades o lesiones. Una deficiencia grave de proteínas puede resultar en kwashiorkor, caracterizada por hinchazón en las extremidades y la cara, extrema emaciación y cambios en la piel y el cabello. También debilita el sistema inmunitario, aumentando la vulnerabilidad a infecciones y obstaculizando la recuperación.
Deficiencia de vitamina C: Riesgo de escorbuto y daño tisular
La vitamina C es vital para la producción de colágeno, el soporte de los vasos sanguíneos, la piel y los huesos. La deficiencia afecta la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y, con el tiempo, lleva al escorbuto. Los síntomas incluyen sangrado de las encías, dolor óseo, moretones en la piel y pérdida de dientes. Como antioxidante potente, la vitamina C también neutraliza los radicales libres, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas como la enfermedad cardíaca y el cáncer.
Deficiencias de magnesio y potasio: Riesgos para la salud del corazón y los músculos
El magnesio y el potasio son esenciales para la función del corazón, los músculos y los nervios. La deficiencia de magnesio causa calambres musculares, espasmos, entumecimiento y ritmos cardíacos irregulares. La deficiencia de potasio afecta la actividad cardíaca y muscular, causando fatiga, estreñimiento, debilidad muscular y, en casos extremos, parálisis temporal. Las deficiencias prolongadas aumentan significativamente el riesgo de afecciones cardíacas graves, incluido el paro cardíaco.
Consumo de agua de mar: Riesgos de deshidratación y fallo renal
Tomar agua de mar, con su alta concentración de sal, empeora la pérdida de líquidos y pone una inmensa presión en los riñones mientras intentan expulsar el exceso de sal. Esto puede llevar a una insuficiencia renal aguda, deshidratación severa, piel seca y desequilibrios peligrosos de electrolitos, representando un riesgo inmediato de vida.
Deficiencias de zinc y yodo: Impacto en la inmunidad y el metabolismo
El zinc es vital para la función inmune, la cicatrización de heridas y la división celular. La deficiencia lleva a una cicatrización retardada, pérdida de cabello, reducción del sentido del gusto y mayor susceptibilidad a infecciones. El yodo, presente principalmente en mariscos y sal yodada, es crucial para la actividad de la glándula tiroides. La deficiencia provoca hipotiroidismo, ralentizando el metabolismo, causando fatiga, aumento de peso y deterioro cognitivo.
El costo psicológico de una mala nutrición
Las deficiencias nutricionales a largo plazo afectan no solo la salud física, sino también el bienestar mental. Aumentan el riesgo de ansiedad, depresión, desesperación y agotamiento mental. Combinado con el trauma de la cautividad, los rehenes necesitan apoyo psicológico junto con rehabilitación física.
Recuperación gradual: Intervenciones médicas para rehenes liberados
Según las pautas del Ministerio de Salud, desarrolladas por dietistas clínicos, la recuperación incluye abordar los déficits nutricionales que pueden no aparecer en los análisis de sangre. A su llegada a la base militar, a los rehenes se les da té, tres galletas y vitamina B1 para prevenir el potencialmente fatal síndrome de realimentación. Esto es seguido por una dieta equilibrada y suplementación nutricional completa para restablecer las proteínas, vitaminas y minerales faltantes.